Muchas veces nos
encontramos en situaciones difíciles, nos toca dar un discurso; en ese instante
sentimos miedo y un cosquilleo en el estómago, las miradas del público nos
paraliza, no podemos expresarnos de manera libre y con naturalidad, esto nos
hace cometer muchos errores, no es lo mismo hablar con público, que sentarte en
un micrófono en una radio, donde no hay las miradas acusadoras esperando a que
te equivoques, para luego comentar el error o la falta que cometisteis.
Hablar en público es un poco difícil, para algunos y para otros es fácil pero jamás imposibles. |
El no desarrollar esta
habilidad de hablar en público, nos puede ocasionar muchos problemas, por
ejemplo perder el respeto de muchas personas, prestigio y autoridad y en
algunas ocasiones perder ingresos económicos que pueden mejorar la calidad de
vida de cada uno de nosotros; en lo personal he tenidos momentos, donde los
nervios se han apoderado de mí; he tenido que rechazar alguna presentación de
eventos por el temor de hablar en público.
Muchas veces me ayuda
acordarme de un gran maestro que hablo a multitudes, un hombre humilde, hijo de
un carpintero su nombre Jesús, esté hombre contó historias instruyó e hizo
discípulos, otro gran orador desde mi punto de vista es: José María Velazco
Ibarra con su frase “Dame Un Balcón y seré Presidente”, estos dos personajes
inspiran a que siempre me arriesgue y pueda tomar la decisión de expresarme
delante de un público.
El problema, para
hablar en público está en nuestras mentes, tenemos la absurda idea que vamos a
ser criticados, los seres humanos nos equivocamos y de aquello aprendemos, la
experiencia nos ayuda a formarnos, pero para adquirirla tenemos que practicar y
la única manera de hacerlo es hablando, habla con tus amigos, presenta pequeños
eventos, practica y podrás perder el temor; jamás dirás: yo no, hable usted;
ahora dirás espere usted, que hablo yo.
El hablar en público es
comunicar, informar o entretener por medio de la palabra oral, muchos de los
grandes oradores son personas que les gusta leer y escuchar a los demás, son
hombres que tienen un gran control de sus emociones, pueden explicarse de
manera concreta y clara, mueven masas y logran cambiar las actitudes de las
personas.
Un buen orador puede
contar su historia, puede contar la realidad, de como el ve la vida, sus
emociones y sentimientos pueden ser expresados por medio de su palabra, un buen
orador se controla y busca las maneras de controlar sus miedos de hablar en
público.
Perder el miedo para
hablar en público, no es fácil, cuesta mucho hacerlo, pero no es imposible,
hablar no solo es balbucear o decir las cosas por decirlas, hablar es tener
coherencia de lo que se dice, es expresar a través de los gestos, se habla con
nuestra boca y con nuestro cuerpo también se expresa lo que se quiere
comunicar, nuestras barreras mentales para hablar delante de muchas personas,
deben ser eliminadas de nuestra cabeza, tenemos que realizar ejercicios que nos
permitan suprimir el miedo un gran profesional se hace con la práctica, se
desarrolla en el andar, se equivoca pero vuelve a comenzar, el que quiere ser
un gran orador no descansa siempre está en constante crecimiento y aprende de
sus errores; no soy un gran escritor ni tampoco un gran orador pero en el
camino estoy aprendiendo arriésgate y no pierdas la oportunidad de hacer lo que
amas, no te dejes llevar por el miedo.
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